Invita 3 Museos a presentación del libro Mujeres, trabajo y región fronteriza

La exposición del texto cuya autora es la doctora Sonia Hernández, estará a cargo de Lucrecia Solano

La Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, el Archivo General del Estado de Nuevo León y el Museo del Noreste invitan a la presentación del libro Mujeres, trabajo y región fronteriza de la Dra. Sonia Hernández el jueves 23 de mayo a las 19:30 horas.

El libro es el resultado de una exhaustiva investigación en archivos de México y Estados Unidos sobre las condiciones de trabajo de las mujeres en la frontera noreste (Tamaulipas, Nuevo León y sur de Texas) a finales del siglo XIX e inicios del XX, sus formas de organización política y la lucha de sus reivindicaciones laborales.

La publicación que será presentada por la Dra. Lucrecia Solano y la autora, fue escrita en inglés con el título “Working women into the bordelands” y en español es una coedición del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

Sonia Hernández es investigadora de Texas A&M University y activista en pro de los derechos de la mujer, la comunidad latina y los dreamers en EUA, y por primera vez acude a Monterrey a exponer sus investigaciones.

Mujeres, trabajo y región fronteriza abarca el proceso de industrialización de 1880 a 1940 y la articulación de las mentalidades de género, racial y de clase en las relaciones entre inversionistas e industriales; hacendados mexicanos y extranjeros; sus esposas, las autoridades regionales y locales; los trabajadores y sus familias, así como el flujo de migrantes que avanzaba hacia las ciudades de ambos lados de la frontera.

También permite conocer el trabajo femenino en talleres de tallado de ixtle y trapiches de mascabado (piloncillo); en tabacaleras y fábricas textiles; y la fuerza de trabajo masculina en las fundidoras, los ferrocarriles y sectores minero y petrolero.

En su prólogo la historiadora Patricia Galeana señala que espera que con la publicación “no sólo le dé un nuevo sentido de comprensión a una de las periferias más disputadas de México, sino que también que se propicie el desarrollo una nueva historia que reconozca las contribuciones de hombres y mujeres a este cruce fronterizo que sigue en transición, y que forma parte crucial tanto de México como de Estados Unidos”.

Dra. Sonia Hernández escribe que durante la Revolución de 1910, la región fronteriza tuvo una profunda transformación socioeconómica donde las políticas de Estado se impugnaron, rechazaron o modificaron para adecuarse a las necesidades locales. El proceso de transferencia de la tierra del uso compartido a la concentración en manos de inversionistas extranjeros y élites regionales se desarrolló, no sólo en el noreste de México, sino también en el lado norte del Río Bravo.

Pese a que la tradición historiográfica ha destacado la disponibilidad de salarios más altos en esta región, existen “los casos de las talladoras y jornaleras en las haciendas comerciales de la región, (donde) los trabajadores recibían algunos de los salarios más bajos del país y en muchos casos sufrieron maltratos. Este tipo de experiencia los animó a ir en busca de trabajo mejor pagado en las propiedades rurales cercanas, en fábricas urbanas o en Texas, todo para mantener a sus familias”, indica.

Debido a la baja densidad poblacional, las mujeres fueron consideradas como trabajadoras asalariadas viables, necesarias y baratas. “Si bien ellas no tendían la vía férrea, ni perforaban para buscar petróleo, ni trabajaban en los departamentos de producción de las fundidoras, sí laboraban en las industrias ligeras en expansión que tenían un papel clave en la creciente población del noreste y elevaron el estatus de Monterrey, al grado de convertirse en el núcleo industrial de la frontera”.

Comenta la investigadora que el trabajo asalariado de las mujeres, su mano de obra e identidades concomitantes se definieron en función del género, incluso por ellas mismas, y que a diferencia de muchos trabajadores, no recibían los beneficios extras del paternalismo de la compañía, ya que estaban concentradas en pequeñas fábricas o realizaban sus labores en casa.

Sin embargo, tenían oportunidades de asumir posiciones de liderazgo y a ejercer autoridad y poder en algunas empresas, como en el caso de las trabajadoras de confianza, que, con base en sus años de experiencia, asumían responsabilidades como la supervisión de gran número de obreras, escribe en su libro Sonia Hernández.

Mujeres, trabajo y región fronteriza también devela aspectos adversos de la modernización, desarrollo industrial y relaciones laborales por lo regular ocultos en la historia norteña, como el abuso físico en las haciendas de Tamaulipas y Nuevo León, salarios más bajos en las haciendas comerciales en comparación con industria de la fundición, fabricación de vidrio y cigarros; y producción de bebidas (sobre todo cerveza); “de hecho, los trabajadores del turno diurno y las talladoras rurales recibían algunos de los más bajos del país”.

El progreso trajo mayor control y presión para generar mano de obra permanente, trabajadores asalariados dispersos y enfrentamientos cotidianos con estadunidenses por la posesión de tierra; las formas de resistencia diaria y negociación desarrolladas señalan cómo, a pesar de vivir en la periferia de dos naciones, los norteños son todo menos personajes secundarios.

La entrada a la presentación del libro Mujeres, trabajo y región fronteriza, será gratuita, pero de cupo limitado. Para más información visite página oficial www.3museos.com o póngase en contacto a través de las redes sociales de 3 Museos

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