Vicente Guerrero, 190 años de su aniversario luctuoso

El 14 de febrero de 1831, Vicente Guerrero fue fusilado por órdenes de un consejo de guerra dirigido por Valentín Canalizo, murió en el atrio de la iglesia de la Villa de Cuilapam

El legado cultural e histórico de Tixtla, tierra natal del prócer, se ha protegido, investigado y difundido por el INAH desde una variedad de enfoques

El 14 de febrero de 1831, Vicente Guerrero fue fusilado por órdenes de un consejo de guerra dirigido por Valentín Canalizo. Guerrero murió en el atrio de la iglesia de la Villa de Cuilapam, cercana a la ciudad de Oaxaca, después de ser víctima de una emboscada.

Guerrero fue un arriero de las montañas del sur de la Nueva España que desde joven tuvo aptitudes para la milicia. Participó en luchas decisivas contra los realistas durante la Independencia, como la batalla de Izúcar y la toma de Oaxaca.

La valentía de las tropas que dirigió Guerrero durante la etapa de resistencia motivó que el realista, Agustín de Iturbide, se uniera a la causa insurgente. Lo que culminó en la firma del Plan de Iguala y la creación del Ejército Trigarante, en 1821.

Guerrero asumió la presidencia el 12 de enero de 1829, tras el fin del Primer Imperio Mexicano, el Triunvirato y el gobierno de Guadalupe Victoria. Permaneció ocho meses al frente del Ejecutivo.

Sus restos se depositaron en el Panteón de San Fernando, en la Ciudad de México, donde reposaron hasta 1925. Ethel Herrera Moreno, investigadora de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH) del INAH, ha analizado este sepulcro, así como otras obras de arte funerario. En 2020 publicó un libro sobre el tema.

Asimismo, María Teresa Pavía, investigadora del Centro INAH Guerrero ha estudiado los orígenes de Vicente Guerrero y otros personajes como Juan Álvarez, así como el papel que las poblaciones afrodescendientes desempeñaron durante los movimientos sociales de los siglos XIX y XX, en México.

El legado cultural e histórico de Tixtla —tierra natal de Guerrero— se ha protegido, investigado y difundido por el INAH desde una variedad de enfoques: Raúl Torres Medina analiza el contexto político de los corpus sonoros de esta zona, como el fandango y el son de tarima.

Por otra parte, al norte de esta población se localiza la zona arqueológica Los Tepoltzis, grupo de basamentos piramidales ubicados en la cima de un cerro. Se cree que en este sitio se rendía culto a deidades de la lluvia. Actualmente todavía funge como sitio de peregrinación.

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